martes, 29 de marzo de 2011

Práctica 4; Benjamin Constant



Benjamin Constant (1767-1830) fue un filósofo, político y escritor francés de origen suizo. Siempre se mostró contrario a las teorías que admiraban la antiguas sociedades libres como las de la Grecia Antigua, al considerar que estaban basadas en la esclavitud de la mayoría para beneficio de unos pocos, además de ser inaplicables a estados modernos mucho más grandes que la polis donde era imposible concentrar al pueblo en un foro para el debate público abierto y directo. Su teoría de la libertad se basaba en la posesión y disfrute de los derechos civiles, del imperio de la ley y de la libertad en un sentido amplio, confrontada en este sentido a la actividad del EstadoAbogaba por una serie de principios (entre ellos la responsabilidad individual) sin los cuales la sociedad sería un caos y la libertad, inconcebible.


Constant pronunció en París una conferencia que llegó a ser el manifiesto fundamental del liberalismo del siglo diecinueve. Se titulaba "De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos." Después de  haber realizado la lectura, haber subrayado y esquematizado el texto, saqué estas conclusiones:


Para los antiguos, la libertad consistía en la participación directa en los asuntos de la república y en torno a ella se definía el derecho a ser considerado ciudadano. Aquella libertad tenía como contrapunto la sumisión del individuo a la autoridad de la comunidad y la aceptación de la intromisión de ésta en sus actividades privadas.

La libertad de los modernos, por el contrario, consistía, en la independencia individual, garantizada por leyes que amparasen el desenvolvimiento autónomo de un ámbito privado construido en torno a derechos individuales, básicos e innegociables. Era el derecho de todos los individuos a su propia seguridad e intimidad; a no estar sometidos más que a las leyes; a poder ir y venir, opinar y reunirse sin pedir permiso; a elegir un oficio, ejercerlo y disfrutar de sus réditos; a observar el culto que cada uno prefiriese. El derecho, en suma, a 
“no tener que rendir cuentas a nadie de sus motivos objetivos, a llenar sus días y sus horas de la manera más acorde con sus inclinaciones 

fantasías”.


No cabe olvidar, que para haber llegado a tener la libertad moderna, hubo un largo proceso que requirió altas dosis de actividad política y la elaboración de un entramado legal capaz de crear ese espacio privado que hoy nos parece tan natural. 

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