martes, 5 de abril de 2011

Práctica 5; Conferencia Antonio Gallego: Vivir de la Música.


En esta quinta práctica se nos ha mandado realizar una especie de síntesis entre una conferencia cualquiera extraída de la fundación Juan March y todo lo que hemos dado hasta ahora en clase de política. En mi caso, he elegido una conferencia de Antonio Gallego Gallego, un importante ex catedrático de musicología y ex director de las obras culturales de la fundación Juan March. Actualmente es miembro de la Real Academia de bellas artes de San Fernando. La conferencia trata sobre cómo se ha ganado la gente a lo largo de la historia la vida con la música, y en su conferencia se centra casi exclusivamente en el ámbito eclesiástico desde el siglo XV al XIX y en el comienzo de la formación de orquestas y asociaciones musicales en el siglo XX.

He elegido esta conferencia ya que me ha gustado la idea de relacionar algo tan interno, algo tan personal  y que pertenece a al esfera privada de cada uno,como es el gusto por la música, con algo tan externo y público como tu trabajo para la comunidad. A lo largo de este artículo, pondré ejemplos de la conferencia de Antonio Gallego relacionándolos con la libertad individual, la integridad física, la desigualdad que había entre los dos tipos de cantantes (graves o finos) o la igualdad de oportunidades por parte de la iglesia en la oposición para los hombres para ser cantantes, pero la injusticia de negar a las mujeres llegar a ser cantantes.

Un primer ejemplo de la libertada personal es el caso de los niños cantores o infantejos que nos comenta Gallego, que desde que eran niños eran adoptados por la Iglesia y educados en la música y en la religión, sin posibilidad de renunciar a ese futuro, que se te imponía. Cuando iban haciéndose mayores, podrían llegar a ocupar distintas ocupaciones según sus cualificaciones personales; Se convertirían en cantantes de voz gruesa o fina, músicos, organicistas, incluso muchos eran expulsados de la diócesis por no poder desempeñar ninguna función útil, y en algunos casos, se llegaba a castrar a los jóvenes que poseían una voz muy melódica, para que la conservaran durante el resto de su vida...

Otro ejemplo es el método que se utilizaba para llegar a formar parte del coro, que consistía en una oposición a igualdad de condiciones con todos los demás aspirantes, con la condición de que todos debían de ser clérigos o si no lo eran, hacerse. Aquí hay que mencionar que los únicos participantes posibles eran los hombres, ya que a las mujeres se les negaba la oportunidad de dedicar su vida a la música.

Ésta oposición era bastante dura y contaba con diversas pruebas de canto improvisado o preparado, además de otras pruebas que se comentan en la conferencia. Una vez se pasaba esta oposición (igual para todos los hombres) había que pasar un largo período de formación como cantante, y al final del proceso se diferenciaba entre voces graves o finas y aquí, es donde Antonio Gallego utiliza  tiempo de su conferencia para hablar de la poca igualdad que había entre estos dos tipos de cantantes.  Los graves eran muy poco valorados, con muchas actuaciones, prácticamente en todas las misas para el pueblo llano. Cobraban muy poco salario trabajando mucho, además de no tener una reputación por su trabajo, a diferencia de los cantantes de voces finas. Éstos,  poseían puestos fijos, muy bien pagados y poco trabajo, ya que sólo cantaban en ocasiones especiales, además de un gran reconocimiento social.

Por último, nuestro conferenciante pone el ejemplo de desigualdad que hay hoy en día respecto a la música y el resto de las bellas artes. ¿Por qué se puede estudiar en cualquier universidad la carrera de Bellas Artes (que incluye la pintura, escultura, etc.)  y no la de música? Esto está claro que es culpa de la incultura musical de nuestros ministros, dice Gallego.

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